"Al mal tiempo... buenas manos." Este adagio popular cobró vida de una manera poderosa en la Región Llanos de Barinas. Cuando la adversidad golpea, es cuando el verdadero carácter de la Iglesia se revela. Y en julio de 2025, el carácter de la Iglesia Pentecostal Unida fue la acción, la unidad y el amor inmensurable.

Las fuertes lluvias que azotaron nuestro país no fueron ajenas a nuestra región. Vastas zonas quedaron inundadas, y esta contingencia se convirtió en el catalizador para que naciera un sentir colectivo: unirnos para apoyar a las familias y hermanos que fueron afectados.

Una Iglesia Presente y Firme

El distrito norte se activó como centro de recolección de insumos: alimentos no perecederos, medicamentos y enseres. Pero esta no fue una ayuda para sí mismos; fue una ayuda que desbordó fronteras, destinada a bendecir desde la Cordillera de los Andes hasta más allá de las llanuras de Barinas.

"Unidos en un Mismo Sentir y un Mismo Espíritu"

Este no fue solo un lema; fue el plan de operaciones. Nos dispusimos a llevar bendición. Fuimos a cada lugar con más que solo una bolsa de comida; llevamos una palabra de aliento, fortaleza y esperanza.

El recorrido fue extenuante, cubriendo Santo Domingo, La Culata, Pueblo Llano, Barinitas, Santa Inés, La Corcovada, Anaro, el 17, La Tigra, Chaparrito y hasta Puerto Nutrias.

Lo que vimos allí partió el alma: casas completas bajo el agua y familias con sus pocos enseres en las aceras, porque era el único lugar seco que quedaba.

En medio de esa escena, encontramos el testimonio del pastor José Azuaje. Cuando vio llegar la ayuda para él y su familia, sus primeras palabras, con la voz entrecortada, no fueron de lamento, sino de adoración: "¡Gloria a Dios!". En ese momento, entendimos que no éramos solo hombres llevando ayuda; éramos la respuesta tangible de Dios a la oración de un siervo.

El Liderazgo que Paga el Precio

Esta movilización no habría sido posible sin el sacrificio personal de nuestros líderes, quienes demostraron que el liderazgo no es un título, sino una acción.

• Damos gracias a los pastores que prestaron sus vehículos, convirtiéndolos en herramientas de misión.
• Honramos a nuestro Superintendente, el Rvdo. Alberto Mogollón, quien no se quedó en una oficina. Él mismo se quedó varado en una trocha a las 2 de la madrugada, luchando contra el barro para asegurarse de que la ayuda llegara a los sitios más recónditos de nuestra amada región.
• Reconocemos al Rvdo. Alfonzo Azuaje, presbítero del sector Barinas Sur dos, quien puso su carro personal al servicio del Señor para apoyar a los pastores de su sector.
• Celebramos al Rvdo. Gregorio Mora y a su presbítero, el Rvdo. Yilmer Ramírez, quienes se movilizaron hasta los confines de Puerto Nutrias, Chaparrito y Libertad, no solo para servir, sino para sumarse activamente a esta maravillosa jornada de amor.

En medio de las dificultades, nuestra amada iglesia sigue adelante. Este evento demostró que nuestro nombre no es una etiqueta. Seguimos adelante como su nombre lo dice: Unida. Esa, y no otra, es la iglesia del Señor Jesucristo.

Reporte: Pastor Rawin Hernández (Coordinador Regional de Comunicación)