La Región Llanos de Barinas es testigo de un poderoso testimonio que magnifica el nombre de nuestro Dios como Sanador y "Constructor de Milagros". El protagonista de esta historia es el hermano Eligio Vargas, un hombre que ha dedicado su vida entera al oficio de la construcción, pero que vio cómo su propia "estructura" física comenzaba a demolerse por una trampa mortal del enemigo.

El Diagnóstico: Una Sentencia "Incurable"

El hermano Eligio nos testifica que todo comenzó con un grave problema en su espalda. Siendo un hombre de trabajo enérgico y constante, al principio no lo consideró "anormal". Sin embargo, el dolor progresó hasta el punto de impedirle realizar sus labores diarias y mermar su salud.

Lo que siguió fue un peregrinaje por numerosos médicos, tanto en hospitales nacionales como internacionales. El diagnóstico fue unánime y devastador: "Señor, usted tiene un cáncer en su columna y está destruyendo sus vértebras".

Esta sentencia, declarada "incurable" por la ciencia médica, habría derrumbado a cualquiera. Pero el hermano Eligio, a pesar de someterse a quimioterapias y recibir un implante en su columna, jamás titubeó en su fe.

La Crisis: Al Borde de la Muerte

La prueba se intensificó. Su cuerpo no podía caminar, y le trajeron una silla de ruedas, pero en un acto de fe profética, el hermano Eligio la rechazó.

Las complicaciones se agravaron. Su cuerpo rechazó el implante de la columna, y tuvo que ser operado de emergencia dos veces debido a una grave infección, pues no le habían dejado drenaje. Fue allí, en lo que él mismo describe como su "lecho de muerte", donde nuestro hermano tuvo un encuentro transformador y profundo con nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

El Milagro: Una Estructura Nueva

Desde ese momento de entrega total, Dios comenzó a obrar el milagro. La ciencia había fallado, el implante había sido rechazado, pero el poder de Dios fue activado.

Hoy, para la gloria de Jesucristo, el hermano Eligio Vargas está completamente sano. La parálisis no está en su vida. Dios le dio, literalmente, "huesos nuevos" y una "espalda nueva".

Como prueba irrefutable de su sanidad, el hermano Eligio ha regresado a su oficio, trabajando activamente en la construcción. Y como un testimonio tangible del milagro, guarda en su casa los clavos del implante que su cuerpo rechazó, un recordatorio permanente de que lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.

Nuestro hermano se congrega junto a su familia en la Iglesia Pentecostal Unida en el Seis, Sector Barinas Norte 3, donde pastorea el supervisor Carlos Julio Hernández. Su vida es un monumento viviente al poder restaurador de nuestro Señor.

Reporte por: Rvdo. Rawin Hernández (Coordinador Regional de Comunicación) Edición: Pastor Jimmy Bohórquez (Director Nacional de Medios Impresos)